No se trata de la victoria en un podium, se trata de la victoria de cada día.

Hay gente que no entiende porqué tanto sacrifio, tanto dolor en las caídas, o sufrimiento del cuerpo por las lesiones. Tanto dolor por la derrota, por no llegar, por el fracaso. Tanto dolor por tan sólo quedarte a un paso. Tanto dolor por los duros días de entrenamiento, de frío, de agobio... tanto dolor por el regreso. Tanto dolor por no ser valorado, por regresar paso a paso y volver a empezar del mismo modo. Todo esto según ellos por tan sólo obtener una medalla. Pero no se trata de ganar, se trata de la relación que estableces contigo, con tus amigos y compañeros de equipo. Se trata del proceso que eres capaz de experimentar y superar.

No se trata de la victoria final en un podium, se trata de la victoria de cada día, de superar el dolor al no rendirse en la dificultad. De la victoria que haces cada segundo, que retomas fuerzas y decides continuar. Tanto dolor para tan sólo ser más fuertes en el interior. Es decidir no ser de los que están en las gradas aplaudiendo las hazañas de otros, sino escribir las propias con la fuerza de tu cuerpo y de tu mente.